Abigael González Valencia, mejor conocido como “El Cuini”, fundador de Los Cuinis y pieza clave en la maquinaria financiera del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), se encuentra en medio de una jugada delicada: su audiencia programada para el 24 de octubre fue aplazada oficialmente por tres meses mientras negocia con las autoridades de Estados Unidos un posible acuerdo de culpabilidad.
La defensa de González Valencia y el equipo del gobierno estadounidense solicitaron postergar la comparecencia hasta el 22 de enero de 2026 aproximadamente, argumentando que necesitan “tiempo adicional para concluir sus negociaciones sobre un acuerdo”. Esta solicitud fue presentada formalmente mediante carta el 22 de octubre. La audiencia original estaba prevista para el 24 de octubre.
Las implicaciones del caso son de gran calado: aunque “El Cuini” fue acusado formalmente en 2014 por liderar una red de tráfico de cocaína y metanfetamina que operaba entre México, EE.UU. y Europa, ahora está negociando rendirse sin llegar a juicio. Entre los cargos que enfrenta figuran tráfico de estupefacientes, crimen organizado y uso de armas de fuego. El hecho de que no se mencione un cargo específico por lavado de dinero no reduce su peso: su rol como “banco” del CJNG lo ha situado en la mira internacional.
Este movimiento legal no ocurre en el vacío: en agosto de 2025, México transfirió la custodia de González Valencia a EE.UU. junto con otros 25 altos miembros del crimen organizado, bajo la promesa estadounidense de no solicitar la pena de muerte. Además, la Drug Enforcement Administration (DEA) reveló que su equipo cuenta con más de 76 000 documentos y grabaciones interceptadas para sustentar el caso contra él.
Para entender por qué este aplazamiento genera expectativa y dudas, basta revisar algunos puntos clave:
- Su rol dentro de Los Cuinis y la construcción del CJNG le dan información potencialmente crítica: rutas de tráfico, estructuras de lavado, conexiones internacionales.
- Un acuerdo de culpabilidad implicaría que “El Cuini” acepte su responsabilidad a cambio de beneficios penales: reducción de condena, posible colaboración con fiscales.
- Pero también plantea riesgos: ¿cuánta información revelará? ¿Qué protecciones recibiría? ¿Cómo afectará esto la estrategia de la justicia mexicana?
- Y finalmente una tensión política: el mensaje de que México está dispuesto a colaborar con EE.UU., pero también que figuras de alto perfil podrían salir de la cárcel con “trato”.
Desde la perspectiva mexicana, el entorno es complejo: mientras se anuncia esta negociación, siguen vigentes los señalamientos de que el CJNG se fortalece, diversifica negocios y opera con violencia brutal. Si “El Cuini” accede a un acuerdo, podría representar una ficha clave para debilitar la estructura del cartel, pero también podría generar temores de impunidad incompleta o de que la colaboración quede “demasiado económica”.
Por su parte, la audiencia aplazada deja un respiro temporal para todas las partes: la defensa gana más tiempo para negociar condiciones; la fiscalía en EE.UU. podrá afinar su carpeta; México puede observar desde la distancia cómo se mueve la pieza. Pero la ventana no es infinita: la presión pública por resultados contra el narcotráfico, la exigencia de transparencia y el impacto social de esta clase de procesos están latentes.
En definitiva, “El Cuini” transita por uno de los momentos más decisivos de su vida criminal. Si logra un trato, la historia podría girar hacia una colaboración que dé golpes al CJNG. Si no, se enfrentará a juicio con todas las cartas de la fiscalía norteamericana sobre la mesa. En cualquiera de los escenarios, lo que está en juego es mucho más que su destino personal: es una parte esencial del gran tablero del crimen organizado, la cooperación internacional y la justicia transnacional.
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