El Puente de Ojuela, ubicado en el municipio de Mapimí, Durango, es un destino turístico único que combina historia, naturaleza y adrenalina. Este puente colgante, con más de 315 metros de longitud y suspendido a casi 100 metros sobre una profunda barranca, es un testimonio de la ingeniería de finales del siglo XIX. Su diseño y estructura, restaurados en 1992, lo convierten en una maravilla que atrae a miles de turistas cada año.
Construido en 1898 por la empresa Industrias Peñoles, el Puente de Ojuela fue originalmente diseñado para facilitar el transporte de minerales desde la mina hasta los puntos de distribución. Con una capacidad de carga de hasta seis toneladas, el puente fue esencial para el desarrollo de la región minera, que en su momento fue una de las más importantes de México, gracias a la extracción de plata, plomo y zinc. Hoy en día, el puente no solo conserva su función simbólica, sino que se ha convertido en un popular atractivo turístico.
Además de su belleza y estructura, el Puente de Ojuela forma parte de un contexto histórico más amplio. El municipio de Mapimí, fundado en 1598, fue un importante centro minero durante la época colonial. La región alberga otros sitios de interés, como la mina de Santa Rita, que fue una de las más importantes del mundo en la extracción de minerales.
Aventura para los más atrevidos
El Puente de Ojuela no es solo un lugar para admirar; también ofrece a los visitantes la oportunidad de disfrutar de emocionantes actividades. La tirolesa, que atraviesa el abismo a 120 metros de altura, es una de las experiencias más populares para los amantes de la adrenalina. Con una longitud de 33 metros, esta atracción permite a los turistas sentir la emoción de volar sobre el desfiladero mientras disfrutan de las impresionantes vistas del paisaje desértico.
Para aquellos que prefieren un enfoque más tranquilo, también es posible caminar por el puente, disfrutar de la historia de la mina de Santa Rita y explorar el pequeño museo que exhibe herramientas antiguas y una mula momificada, que agrega un toque curioso al recorrido.
El Puente de Ojuela es solo una de las atracciones que ofrece el área. El municipio de Mapimí es parte del Paseo Ecoturístico El Pueblito, que incluye otros puntos de interés como el Paseo Teleférico, el Túnel de Minería y el Paseo del Viejo Oeste, lo que permite a los visitantes explorar la riqueza cultural y natural de la región.
Además de su valor turístico, el puente tiene una importancia histórica, ya que está registrado como monumento nacional desde 1984, lo que resalta su relevancia cultural para México.
El acceso al Puente de Ojuela es asequible, con entradas a 120 pesos para adultos y 60 pesos para niños. La tirolesa, por su parte, tiene un costo adicional de 250 pesos. Los residentes de Mapimí disfrutan de una promoción especial 2×1, incentivando a los locales a conocer y apreciar este valioso patrimonio.
El Puente de Ojuela es mucho más que una estructura de cables y madera; es un puente entre el pasado minero de México y la emoción de la aventura moderna. Con su majestuosa vista, actividades emocionantes y su valor histórico, este destino se ha consolidado como un lugar imprescindible para quienes buscan combinar cultura, naturaleza y adrenalina. Si visitas Durango, no te puedes perder este increíble lugar.
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