Por Juan Pablo Ojeda
Una mañana que prometía ser de aventura terminó en tragedia en el sur de Brasil. Ocho personas perdieron la vida este sábado cuando un globo aerostático con 21 personas a bordo se incendió en el aire y cayó en el municipio de Praia Grande, en el estado de Santa Catarina, una zona turística muy conocida por sus playas y sus paseos aéreos.
El accidente ocurrió temprano, mientras el globo realizaba un recorrido turístico. Según los primeros reportes del Cuerpo de Bomberos Militar de Santa Catarina, el globo se prendió en llamas durante el vuelo y cayó directamente sobre un centro de salud, provocando un incendio en el edificio, lo que agravó aún más la situación.
El gobernador del estado, Jorginho Mello, confirmó que trece personas fueron rescatadas con vida, aunque no se dieron detalles sobre su estado de salud. Mello lamentó la tragedia a través de sus redes sociales y aseguró que las autoridades están atendiendo a los sobrevivientes y sus familias.
Hasta el momento, las causas del accidente siguen siendo desconocidas, y se espera que en las próximas horas las autoridades realicen investigaciones más profundas para esclarecer lo sucedido. El siniestro genera mayor preocupación porque no es un caso aislado: hace apenas una semana, otro globo cayó en São Paulo, provocando la muerte de una mujer embarazada y dejando varios heridos. En ese caso, se confirmó que el globo operaba de forma irregular y el piloto fue detenido.
Este nuevo incidente ha vuelto a encender las alarmas sobre la regulación y supervisión de los vuelos turísticos en globo en Brasil, una actividad que ha ganado popularidad en los últimos años pero que, como se ha visto, conlleva riesgos si no se realiza bajo estrictas normas de seguridad.
La comunidad de Praia Grande, así como todo Santa Catarina, permanece consternada ante la tragedia. Los equipos de emergencia continúan trabajando en el lugar y se espera que en las próximas horas se den a conocer los nombres de las víctimas y más información sobre los sobrevivientes.
Mientras tanto, el país se pregunta si es hora de revisar las políticas de seguridad en estas actividades turísticas antes de que otra tragedia vuelva a ocurrir.
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