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“No se militariza, se ordena”: PT defiende ley que pasa la Guardia Nacional a la Sedena

Por Bruno Cortés

 

En medio del debate que calienta el Pleno del Congreso, el Partido del Trabajo (PT) ya definió su postura y no se anda con rodeos: respaldará sin reservas la nueva Ley de la Guardia Nacional, la cual formaliza que esta corporación pase a estar bajo el control total de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Así lo dejó claro el diputado Ricardo Mejía Berdeja, uno de los integrantes más visibles de la Comisión de Justicia.

En palabras sencillas, lo que dice el PT es que no se está militarizando el país —como grita la oposición—, sino que simplemente se le está dando orden a lo que ya, de hecho, venía operando como una fuerza militar. Para Mejía Berdeja, desde su nacimiento en 2019, la Guardia Nacional ha sido esencialmente un cuerpo militar, aunque en el papel tuviera un barniz civil. Lo que ahora se busca, según él, es dejar de fingir y ponerle reglas claras al juego: disciplina castrense, escalafones definidos, seguridad social militar y un sistema de justicia interno igual al del Ejército y la Fuerza Aérea.

“Esto no es nuevo, es regularizar lo que ya era”, explicó el diputado, como quien arregla algo que llevaba años parchado. Lo dice como alguien que conoce las tripas del aparato de seguridad, y asegura que con esta reforma habrá más control y menos espacio para que se repita lo que ocurrió con la extinta Policía Federal, a la que acusa de haber sido nido de corrupción.

Ante las críticas que señalan que con esta medida se pierde el mando civil sobre la Guardia Nacional, Mejía fue tajante: el control civil no desaparece porque el mando supremo sigue siendo la presidenta de la República. O sea, aunque los uniformados reciban órdenes dentro de una estructura militar, al final del día responden al Poder Ejecutivo.

Y cuando le preguntaron qué piensa de la postura del PRI o del PAN —que acusan que este cambio abre la puerta a una “dictadura perfecta”—, Mejía no se guardó nada: “Cuando gobiernan, son los primeros en pedir que el Ejército patrulle las calles; pero cuando están en la oposición, les da amnesia”. En su opinión, hay demasiada doble moral en el discurso opositor.

Además, asegura que las Fuerzas Armadas sí tienen mecanismos para corregirse cuando cometen errores y que, aunque no son infalibles, tienen más control interno que muchas otras instituciones civiles.

La discusión, sin duda, va a seguir sacando chispas. Por un lado, quienes ven en esta reforma una amenaza al equilibrio democrático. Por el otro, los que, como el PT, aseguran que se trata de dar estructura y eficacia a una fuerza de seguridad que ya estaba militarizada en la práctica. Mientras tanto, la Guardia Nacional sigue patrullando las calles, pero ahora, con uniforme planchado por la Sedena y una ley a punto de hacerlo oficial.

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