Por Bruno Cortés
En la política, como en la vida, no todo es tan drástico como suena. Esta semana, Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados, salió a calmar las aguas en torno al próximo periodo extraordinario en el Congreso. Y fue directo: no va a haber reformas constitucionales. Solo se discutirán y votarán reformas legales, es decir, cambios a leyes ya existentes que no requieren mayorías calificadas ni tocar la Constitución.
Esto tiene su chiste, porque muchos pensaban que en este periodo se iba a poner sobre la mesa la reforma al Poder Judicial, sobre todo los artículos 103 y 107. Pero Monreal lo dejó claro: eso no va… al menos por ahora. Lo que sí va es la discusión sobre la Ley de Amparo, que aunque es una pieza clave para el sistema de justicia, no implica modificar la Constitución. Solo se cambia la reglamentación.
Eso sí, aunque ya hay una fecha tentativa —entre el 23 y el 30 de junio—, aún no hay acuerdo sobre qué temas entrarían exactamente en el paquete legislativo. Algunos senadores incluso quieren dejarlo abierto hasta julio. ¿Por qué? Porque hay muchos pendientes.
Entre esos temas están las reformas que le quitan funciones al Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) para transferírselas al Inegi, algo que no ha pasado desapercibido por quienes vigilan la transparencia y la rendición de cuentas. También está sobre la mesa todo un paquete relacionado con la Guardia Nacional y otras leyes de seguridad pública que buscan reorganizar el Sistema Nacional de Inteligencia y darle nuevas facultades al Estado para combatir la delincuencia.
Y eso no es todo. Se suman temas como la Ley de Bienestar Animal —que tiene a los delfines en el centro del debate—, la regulación de vapeadores en la Ley General de Salud, y reformas relacionadas con lavado de dinero, el Código de Procedimientos Penales y delincuencia organizada. En resumen, no se cambia la Constitución, pero sí se están tocando leyes de mucho fondo.
Monreal también se tomó un momento para hablar de la posibilidad de ampliar los periodos ordinarios de sesiones del Congreso. Hoy en día hay dos: de septiembre a diciembre y de febrero a abril. Él recordó que antes solo había uno y que poco a poco se ha ido ajustando. No descarta impulsar una reforma para hacer más largo el trabajo legislativo regular, en vez de estar siempre en periodos extraordinarios que muchas veces se usan para aprobar cosas al vapor.
Y como buen político con vista al tablero completo, Monreal aprovechó para dar su respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum. Dijo que ha actuado con firmeza y dignidad ante las recientes redadas del gobierno de Estados Unidos contra migrantes. En especial, destacó que todo debe hacerse con diplomacia, sin caer en provocaciones. También mencionó que ya hay contacto entre legisladores mexicanos y congresistas norteamericanos para presionar por la vía política y denunciar las violaciones a los derechos humanos de los migrantes.
En pocas palabras, Monreal salió a poner orden en la agenda: no va a haber reformas mayores a la Constitución, pero sí un paquete de leyes de alto impacto. También dejó claro que, en medio del ruido y la tensión internacional, México no se va a quedar callado, pero tampoco va a patear la mesa. Política sin gritos, pero con firmeza. Así, al menos por ahora, se ve el rumbo del Congreso.
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