Después de una temporada marcada por intensas olas de calor y una sequía que afectó a casi la mitad del territorio nacional, México finalmente empieza a respirar. Las primeras lluvias de la temporada 2025 han comenzado a modificar el panorama climatológico, particularmente en el centro y sur del país, donde ya se perciben cambios visibles en el entorno natural. Impulsadas por humedad de ciclones y el apoyo orográfico de las montañas, las lluvias han permitido que la sequía nacional disminuya cerca de un 10 %, de acuerdo con el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
A nivel nacional, el último corte del monitor, fechado el 31 de mayo, reportó una reducción en la extensión de la sequía, que pasó del 49.4 % al 40.3 %. Aunque esto representa un avance importante, las regiones del norte y noroeste siguen siendo las más golpeadas, con presencia de sequía excepcional en entidades como Baja California, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa y Sonora. No obstante, en estas mismas zonas se han registrado lluvias dispersas en las últimas semanas, lo que ha contribuido a una mejor absorción del agua por los suelos y a los primeros escurrimientos superficiales.
En cuanto a la distribución regional, el número de municipios con sequía excepcional disminuyó de 119 a 88, y el total de municipios con cualquier grado de sequía bajó de casi 500 a 400. Durango, uno de los estados más golpeados, logró salir de la categoría más crítica. Por otra parte, en el centro y sur del país, donde la sequía comenzaba a instalarse, las lluvias han sido tan abundantes que incluso se ha revertido completamente esta condición en muchos casos.
El contraste es notorio en estados como Puebla, Chiapas, Michoacán y Ciudad de México, donde ya no hay signos de sequía o sólo se registra una condición anormalmente seca. Esto se refleja en los datos: actualmente, el 60 % del territorio nacional se encuentra libre de sequía, gracias al impacto positivo de las lluvias acumuladas en mayo. En algunas zonas del Altiplano central, los niveles de precipitación llegaron a ser hasta seis veces mayores a lo habitual, con máximos de 656 mm en Capulac, Puebla, y casi 570 mm en Escuintla, Chiapas.
Este comportamiento ha sorprendido a algunos centros de pronóstico, como el de la Universidad Veracruzana, que en su momento alertaron sobre un mes de mayo extremadamente seco y caluroso. Sin embargo, los modelos meteorológicos ya contemplaban un repunte de lluvias en la segunda mitad del mes, lo cual se terminó confirmando con resultados más favorables de lo esperado.
De cara a las próximas semanas, todo indica que las condiciones se tornarán aún más lluviosas, con la activación del Giro Centroamericano, que abarcará buena parte del sureste, oriente, centro y sur de México. Este fenómeno, junto con el posible desarrollo de ciclones tropicales tanto en el Pacífico como en el Atlántico, promete generar lluvias intensas y continuas, lo cual podría acelerar la reducción de la sequía en gran parte del país.
Aun así, es importante mantener la cautela: si bien las lluvias son bienvenidas para el campo y los ecosistemas, también pueden provocar afectaciones urbanas por escurrimientos rápidos, inundaciones y deslizamientos de tierra. Por ello, las autoridades llaman a la población a mantenerse informada y tomar precauciones ante el incremento de lluvias y la posibilidad de tormentas más intensas.
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