La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, soltó un mensaje que, en pocas palabras, resume el hartazgo que se siente en buena parte del país: “ya basta de hacer política con la inseguridad”. Lo dijo mientras hablaba del coche bomba en Coahuayana, Michoacán, un ataque que volvió a colocar los reflectores en la violencia que viven regiones enteras. Y aunque todavía se debate si ese hecho debe considerarse terrorismo o no, para la diputada eso es lo de menos. Lo urgente, subrayó, es garantizar la seguridad de la gente.
Su tono fue directo, casi regañón, como cuando en el Congreso alguien decide decir las cosas sin rodeos. Explicó que convertir la violencia en una guerra de partidos no ayuda en nada y que ningún funcionario debería aprovechar la tragedia para subirse al ring político. En sus palabras: “No se debe politizar algo tan lastimoso como la inseguridad. Las cifras ahí están y hay que ponernos a trabajar”.
López Rabadán lamentó que lo que ocurre en Michoacán no es un caso aislado. La violencia se siente en muchas otras partes del país y, desde su perspectiva, ya es momento de que las instituciones actúen de manera coordinada. ¿A qué se refiere con esto? A que los tres niveles de gobierno —federal, estatal y municipal— deben dejar de culparse entre ellos y construir una estrategia que realmente funcione para quienes están en medio del problema: las comunidades que viven con miedo.
Para la legisladora, los reclamos ciudadanos que se han expresado en marchas recientes no deben minimizarse. Representan, dijo, la voz de un México que trabaja todos los días pero que también vive con la preocupación constante por la inseguridad. Y esas voces no piden colores partidistas, piden resultados.
En un mensaje dirigido a funcionarios y autoridades de todos los niveles, López Rabadán insistió en que la conversación debería girar menos en quién tiene la culpa y más en cómo resolver el problema. “El crimen organizado no debe ser más fuerte que las instituciones”, comentó, recordando que la seguridad es una responsabilidad pública que se paga con dinero de todos los mexicanos.
Al final, su mensaje fue una especie de llamado a tierra: dejar las excusas, asumir responsabilidades y generar políticas públicas que realmente protejan a las personas. Sin discursos grandilocuentes ni señalamientos al pasado. En sus palabras: “Hoy es una obligación dar respuesta”. Porque mientras la política discute, la gente sigue enfrentando una realidad que no puede esperar.
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