El gobierno británico ha iniciado un cambio significativo en sus políticas, eliminando el uso del lenguaje inclusivo en hospitales y escuelas públicas. Esta decisión busca reforzar el uso de términos basados en el sexo biológico, dejando de lado expresiones como «personas embarazadas» o «leche pectoral» en favor de «madres» y «leche materna».
En el ámbito educativo, las nuevas directrices permiten a los colegios rechazar solicitudes de cambio de pronombres por parte de los alumnos. Además, se planea limitar la enseñanza de la identidad de género en las escuelas primarias, considerándola una teoría controvertida y compleja para esa etapa educativa.
Estas medidas han generado debate en la sociedad británica, con opiniones divididas sobre su impacto en los derechos de las personas transgénero y la protección de los espacios femeninos. El gobierno sostiene que estas acciones buscan garantizar la claridad en la comunicación y la seguridad en los entornos públicos.
Organizaciones y activistas han expresado su preocupación por las posibles implicaciones de estas políticas en los derechos de las minorías de género. Mientras tanto, el Reino Unido continúa ajustando sus normativas en un contexto de revisión de las políticas de identidad de género y lenguaje inclusivo.
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