Por Juan Pablo Ojeda
Las molestias articulares, que varían desde incomodidades leves hasta dolor intenso, pueden originarse en diversas zonas del cuerpo, como los cartílagos, huesos, ligamentos, tendones o músculos que rodean las articulaciones. Según expertos de la Mayo Clinic, estas afecciones, como la artritis y la artrosis, son las principales causantes del dolor articular.
En particular, el frío puede empeorar los síntomas articulares en algunas personas, especialmente aquellas que padecen artrosis. Muchos pacientes reportan un aumento del dolor durante los meses fríos, lo que a veces obliga a ajustar temporalmente el tratamiento para aliviar las molestias. Aunque el frío no causa enfermedades reumáticas por sí mismo, puede desencadenar síntomas específicos en condiciones preexistentes, como el fenómeno de Raynaud.
Este trastorno, relacionado con enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas, se caracteriza por una disminución del flujo sanguíneo en los dedos de manos y pies, lo que provoca dolor y un cambio en el color de la piel, que se torna pálida o blanquecina. En casos severos, puede llevar a úlceras digitales, una complicación grave de esta condición.
Estrategias para Reducir el Dolor Articular Durante el Frío
Aunque no podemos controlar los cambios climáticos, sí existen varias estrategias que pueden ayudar a mitigar el impacto del frío en las articulaciones. Uno de los consejos clave es proteger las articulaciones del frío. Usar ropa térmica adecuada, como guantes y rodilleras, ayuda a evitar la rigidez matutina y reduce las molestias. Además, realizar ejercicio regular de bajo impacto, como caminar, nadar o practicar yoga, fortalece los músculos alrededor de las articulaciones, lo que mejora la movilidad y alivia el dolor.
La terapia con calor es otra opción efectiva. Aplicar calor local mediante baños calientes, compresas o almohadillas térmicas favorece la circulación sanguínea y alivia las molestias articulares. Complementar este tratamiento con una dieta antiinflamatoria, rica en omega-3 (encontrado en pescados azules) y antioxidantes de frutas y verduras, puede reducir la inflamación y promover una mejor salud articular.
El Impacto del Calor en las Articulaciones
Si bien el calor extremo no suele ser directamente responsable del dolor articular, algunas personas experimentan molestias musculoesqueléticas durante las altas temperaturas. Esto no se debe al calor en sí, sino a factores como la deshidratación o la inflamación asociada a enfermedades crónicas. La deshidratación, común en los días calurosos, reduce el líquido sinovial que lubrica las articulaciones, lo que puede aumentar la fricción y generar dolor, especialmente en personas con artrosis. Además, el estrés térmico puede desencadenar brotes inflamatorios en aquellos con enfermedades reumáticas autoinmunes.
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