América Latina y el Caribe enfrentan un obstáculo mayúsculo que no sólo genera violencia, sino que también ahoga su economía: el crimen organizado.
Según el más reciente informe del Banco Mundial (BM), la región sigue atrapada en un círculo vicioso de bajo crecimiento, desigualdad y violencia. Si no se ataca de raíz el problema del crimen organizado, difícilmente la región podrá despegar económicamente.
El Banco Mundial proyecta un crecimiento económico muy bajo para la zona: apenas 2.1% en 2025 y 2.4% en 2026, posicionándola como la región de menor crecimiento a nivel mundial.
La violencia que no cede
Aunque América Latina y el Caribe representan apenas el 9% de la población mundial, concentran un tercio de todos los homicidios del planeta. Y la brecha no ha dejado de crecer:
- En la primera década de este siglo, la tasa de homicidios era 5.4 veces mayor que la del promedio mundial.
- Hoy, esa cifra ha subido a 8 veces más.
Entre 2018 y 2022, la tasa promedio de homicidios fue alarmante en varios países:
- Honduras: 38 homicidios por cada 100,000 habitantes
- Argentina: 5 homicidios por cada 100,000 habitantes
- Bolivia: 4 homicidios por cada 100,000 habitantes
Aunque hay avances en lugares como El Salvador y Venezuela, la situación ha empeorado gravemente en otros como Ecuador y Haití, donde la violencia ligada a bandas criminales y conflictos internos ha escalado.
Factores detrás del avance del crimen organizado
El Banco Mundial identifica varios factores que han potenciado al crimen organizado en América Latina:
- Demanda global de cocaína, oro ilegal y tráfico de migrantes.
- Reorganización de grupos criminales tras operativos de seguridad.
- Mayor acceso a armas de alto calibre.
- Diversificación hacia negocios legales e ilegales.
- Uso de alta tecnología para coordinar actividades criminales.
Impacto de la pandemia: en países como Colombia y México, los grupos criminales aprovecharon la ausencia del Estado en zonas marginadas para brindar ayuda y «gobernar» comunidades enteras.
Un ejemplo preocupante es el Tren de Aragua, grupo criminal venezolano que, tras el cierre de fronteras por COVID-19, pasó de cobrar «peajes» a migrantes a controlar directamente servicios de transporte y hospedaje.
El costo económico del crimen
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó que los costos directos del crimen en América Latina alcanzaron el 3.4% del PIB regional en 2022, una cifra que retrasa el desarrollo y desvía recursos públicos que deberían invertirse en educación, salud o infraestructura.
¿Qué recomienda el Banco Mundial?
Para romper este círculo vicioso, el Banco Mundial propone:
- Fortalecer urgentemente cárceles, policías y sistemas judiciales.
- Prevenir la incorporación de jóvenes en riesgo a grupos criminales.
- Mejorar los sistemas educativos y mercados laborales a mediano y largo plazo.
El mensaje es claro: sin paz, no hay progreso. La región necesita actuar con estrategia e inteligencia para devolverle a sus ciudadanos no sólo la seguridad, sino también mejores oportunidades de vida.
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