CDMX a 19 de diciembre, 2024 (Noticias de México).- La comida es mucho más que un simple acto de nutrición; se erige como un hecho social total, tal como lo definió el sociólogo francés Marcel Mauss. Este concepto resalta las múltiples repercusiones que la alimentación tiene en nuestras vidas, abarcando dimensiones económicas, políticas, religiosas, culturales y estéticas.
Cada cultura representa la comida de maneras únicas, lo que impide establecer una ley universal sobre su significado en la experiencia humana.La académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Julieta Flores Jurado, enfatiza que el estudio de la comida trasciende las ciencias exactas, como la fisiología y la nutrición, para adentrarse en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades.
Según Flores Jurado, la comida actúa como un gran unificador humano, satisfaciendo una necesidad esencial, pero también puede ser un marcador de diferencias y un componente central de la identidad cultural.La comida está presente en casi todos los eventos sociales y rituales, tanto religiosos como cotidianos.
Sin embargo, también nos enfrenta a realidades incómodas, como la escasez y la explotación. Según el Banco de Alimentos de México, un tercio de los alimentos producidos en el país se desperdicia, lo que equivale a 38 toneladas por minuto, suficientes para alimentar a 28.6 millones de personas que viven en condiciones de carencia alimentaria.
La Comida como Espacio Social
El sesgo de género ha dificultado el reconocimiento académico de la comida como objeto legítimo de estudio. Flores Jurado señala que muchas veces se asocia la comida y las actividades culinarias con el ámbito privado, donde el trabajo de las mujeres suele ser invisibilizado.
Esta división entre lo público y lo privado ha llevado a subestimar la importancia de los estudios alimentarios. La investigadora recuerda que al iniciar su estudio sobre publicaciones culinarias, le costaba convencer a otros de que un libro de cocina podía ser considerado literatura y tener implicaciones ideológicas. Los estudios alimentarios han emergido como un campo interdisciplinario que examina cómo la comida se relaciona con aspectos fundamentales de la experiencia humana.
Flores Jurado menciona que, según el antropólogo Claude Lévi-Strauss, cocinar es un acto de mediación entre naturaleza y cultura. La cocina no solo es un lugar para preparar alimentos; también es un espacio donde se generan discusiones y se construyen ideas.
Las mesas en restaurantes y cafés se convierten en lugares clave para el intercambio social, pero no debemos olvidar que las cocinas también son escenarios importantes para estas interacciones.
La Comida: Un Acto Colectivo
Comer juntos es una práctica profundamente arraigada en todas las culturas. Este acto no solo satisface necesidades físicas; también fortalece vínculos sociales y genera memorias compartidas.
La convivencia en torno a la mesa fomenta una comunicación rica y significativa entre sus miembros, promoviendo una mayor comprensión y respeto mutuo.En resumen, la comida es una poderosa herramienta para construir comunidad y fortalecer relaciones interpersonales.
En un mundo cada vez más digitalizado e individualista, es esencial recordar el valor del acto de compartir alimentos como un medio para enriquecer nuestras vidas sociales y emocionales.
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