San Pedro Atocpan es sinónimo de mole, por sus calles se respira el aroma de las especies, del chocolate; dulce, picante, salado, una combinación irresistible que encuentra su gran día en la Feria Nacional del Mole que se celebra cada año. Y en los pueblos de los alrededores podrás encontrar las más tradicionales ferias: de la pera y del ganado en San Juan, de la barbacoa en San Salvador, de la nieve en San Antonio. Un lugar lleno de delicias.
San Pedro conserva el carácter de pueblo, su historia y sus tradiciones. De la época de la evangelización es testigo el Exconvento de San Pedro, un pequeño convento franciscano que aún conserva el encanto de su sencillez. El Cristo negro de pasta de maíz del Santuario del Señor de las Misericordias bien merece una visita, al igual que el Templo de San Martín.
Pero San Pedro Atocpan es también la puerta a un mundo rural mágico donde la lengua cotidiana es el náhuatl y el paisaje, el nopal. En los pueblos de los alrededores el visitante puede sumergirse en la experiencia de un temazcal tradicional, en el que los cuatro elementos —tierra, fuego, viento y agua— se alinean para lograr la armonía espiritual.
