• 18 de abril de 2024 07:19

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El Callejón del Diablo: uno de los rincones más escalofriantes de la ciudad

CDMX, 12 de Noviembre del 2021.- Como citadinos, nos damos cuenta de que nuestra urbe es una de las metrópolis más grandes que hay. Basta con conocer algunas de todas las largas avenidas que cruzan para entender su amplitud. Aún más, su extensión se puede apreciar cuando contemplamos las montañas que nos rodean.

Pero, a pesar de toda esta grandeza, la capital mexicana conserva algunas pequeñas y emblemáticas calles. Arterias que se han quedado intactas en la inmensidad y que todavía guardan en su interior, no sólo la arquitectura de otros tiempos, sino también un conjunto de leyendas e historias escabrosas.

Tal es el caso del Callejón del Diablo, una callecita muy angosta que se ubica en el corazón de colonia Mixcoac, cuya rara estética, llena de paredes inmensas pintadas de naranja, podría ser el escenario perfecto de cualquier filme de horror.

Según lo indican algunas crónicas viejas, el desconcertante nombre de la calle proviene de las habladurías de la gente del barrio que en otra época aseguraban haber visto en este estrecho callejón al mismísimo Lucifer deambular por sus rincones.

De entre los pocos valientes que lo llegaron a atravesar, había un borracho que distraído por su estado, decidió tomar el Callejón del Diablo como atajo. Tras adentrarse, a unos metros detectó a un personaje recargado en un helecho, y aunque en un principio parecía una persona normal, de pronto un misterioso destello de luz cayó sobre la arteria y develó el terrorífico semblante de la criatura. Al contemplar la imagen, el ebrio intentó correr, pero sus pies se quedaron pegados al piso hasta que la terrorífica visión se desvaneció.

Aparte no es lo único que se ha escuchado, otra leyenda cuenta que un día apareció el cuerpo de un usurero llamado Julio. Este hombre había pasado su vida persiguiendo personas para cobrarles deudas y de acuerdo a los rumores, su muerte se debió a un altercado que tuvo con el mismo diablo que lo estaba castigando por su horrible comportamiento.

Ya sea que creamos o no en fantasmas, estas historias nos permiten entender que en esta extraña y hermosa ciudad del mundo, todo rincón tiene una historia asombrosa que contarnos. Sólo tenemos que caminar más seguido y por qué no escuchar lo que nos cuentan los espacios y el tiempo.

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