México tiene una gran diversidad de alimentos originarios y una cocina de origen mestizo que por su variedad y sabor es considerada como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Pero la cocina mexicana no solo es rica en sabor, sino también en nutrientes, los cuales convierten a diversos vegetales, granos y cereales en superalimentos, capaces de ayudar a nuestro sistema inmune a combatir o controlar ciertas enfermedades.
Gracias a la accesibilidad de estos alimentos el Gobierno de México impulsa La dieta de la milpa, un plan nutricional creado a base de verduras, semillas y frutas basado en la cultura y características regionales de la alimentación mexicana. ¿De qué se compone esta dieta?
Proteína: aves, conejo e insectos. Evitar el consumo de carne roja y embutidos.
Huevo, pescado y mariscos: consumir entre tres y cuatro veces por semana.
Leguminosas y semillas: consumir diario una taza y media de lentejas, frijol, haba, chía, pepita, cacahuate o piñón en sustitución de la proteína.
Cereales: consumir de manera diaria amaranto o maíz sin azúcares adicionales.
Aceites: se recomienda consumir aceites hechos de aguacate, girasol o de oliva.
Verduras y hortalizas: ingerir diario una porción de calabaza, nopales, quelites, verdolagas, romeritos, chile, pimientos, chayote, huitlacoche u hongos.
Frutas: una vez al día dependiendo la actividad física se recomienda consumir frutas nativas como la papaya, guanábana, tuna, zapote, piña, xoconoxtle, pitahaya.
«La base de esta dieta es el reordenar las cantidades y balance de nuestros productos nacionales en la alimentación diaria. La dieta de la milpa tiene tres características: diversidad, adaptabilidad e integración, ya que cuenta con una gran riqueza de elementos, que se pueden adaptar de acuerdo a cada región, e integrar otros de diferentes regiones tanto del país como del mundo, siguiendo sus principios», detalla el Gobierno de México.
