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Reconstruir para lograr un desarrollo sostenible para las personas y el planeta, exhorta la ONU

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Dic 10, 2020 #DDHH, #MedioAmbiente, #ONU

Ciudad de México, 10 de diciembre del 2020.- En el día mundial de los derechos Humanos la ONU exhorta a reconstruir tras la pandemia por Covid-19, para lograr un desarrollo sostenible para las personas y el planeta.

Plasmadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estas prerrogativas son inalienables para toda persona, sin distingo de raza, color, religión, sexo, idioma, cultura, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, lugar de nacimiento o cualquier otra condición.

Estos preceptos universales que representan un ideal común para todos los pueblos y naciones, postulan que todas las personas tienen la misma dignidad y el mismo valor, y son reconocidos en todo el mundo desde el 10 de diciembre de 1948, fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos, que ha sentado las bases de un mundo más justo.

Los derechos humanos son inalienables, es decir, no pueden ser legítimamente negados a ninguna persona al ser inherentes al individuo por el sólo hecho de pertenecer a la especie humana; se adquieren de manera involuntaria.

«Defienda los derechos humanos» es la proclama que lanza la Organización de las Naciones Unidas ONU en esta fecha que cruza los tiempos de la pandemia de COVID-19, asunto de importancia global que exige reconstruir para mejorar, asegurándose de que los derechos humanos sean la base para los esfuerzos de recuperación.

A decir del organismo multilateral, “alcanzaremos nuestros objetivos comunes en todo el mundo si somos capaces de crear igualdad de oportunidades para todos, abordar los fracasos que la pandemia ha dejado en evidencia y aplicar las normas de derechos humanos para hacer frente a las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas, sistemáticas e intergeneracionales”.

Considera que este 10 de diciembre es una oportunidad para reafirmar la importancia de los derechos humanos para construir de nuevo el mundo que queremos, la necesidad de solidaridad mundial y la interconexión y humanidad que compartimos como seres humanos.

Si bien es oportuno el llamado a todos a “impulsar la acción transformadora y mostrar ejemplos prácticos e inspiradores que puedan contribuir a la recuperación y al fomento de sociedades más resilientes y justas”, hemos de reflexionar en un tema colateral relacionado a su vez con la contingencia sanitaria global: los derechos humanos ambientales.

Los derechos humanos han sido clasificados según el momento histórico en que surgieron o el reconocimiento que han tenido por parte de los Estados, como de primera generación (derechos civiles y políticos); segunda generación (derechos económicos, sociales y culturales) y tercera generación (los que corresponden a grupos de personas o colectividades que comparten intereses comunes).

El artículo 4º de nuestra Constitución estipula que toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar; señala que el Estado garantizará el respeto a este derecho y que el daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley.

Aun antes de la pandemia de COVID-19, el Gobierno de México había puesto un foco de atención sobre un grave problema de salud pública y ambiental relacionado con la alimentación basada en productos industrializados de alto contenido calórico que generó las comorbilidades que hoy agudizan la catástrofe sanitaria en el país y, por si fuera poco, impactan agua, suelos, aire y biodiversidad por el uso de agroquímicos.

Lo anterior, no obstante que la Carta Magna garantiza el “derecho de toda persona a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, lo cual garantizará el Estado”.

Asimismo, establece que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. Corresponde al Estado garantizar este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.

Otras importantes prerrogativas son los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, contenidos en la Declaración de los Pueblos Indígenas, cuyos 46 artículos se orientan al reconocimiento, la promoción y la protección de los derechos y las libertades de los pueblos y comunidades indígenas de México y sus territorios.

El artículo 10 de esta declaración señala que los pueblos indígenas no serán desplazados por la fuerza de sus tierras o territorios. No se procederá a ningún traslado sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas interesados, ni sin un acuerdo previo sobre una indemnización justa y equitativa y, siempre que sea posible, la opción del regreso.

Sin embargo, la crisis del COVID-19 se ha visto alimentada por la discriminación estructural y el racismo. La igualdad y la no discriminación son requisitos básicos para el mundo después de esta pandemia, pregona la ONU, que ante las desigualdades propone emprender acciones para recuperarnos de la crisis sanitaria pero también afrontar la pandemia de la desigualdad mediante el fomento y protección de los derechos económicos, sociales y culturales, ya que necesitamos un nuevo compromiso social para una nueva era.

Todos estamos juntos en esto, indica, para pedir que se impulse la participación y la solidaridad desde las personas hasta los gobiernos, desde la sociedad civil y las comunidades de base hasta el sector privado. Todo el mundo tiene una función que desempeñar en la construcción de un mundo después de la pandemia que sea mejor para las generaciones presentes y futuras.

El organismo internacional aboga por asegurarnos de que las voces de los más afectados y vulnerables informen de las actividades de recuperación. Necesitamos, dice, el desarrollo sostenible para las personas y para el planeta, y considera que los derechos humanos, la Agenda 2030 y el Acuerdo de París son los pilares de una recuperación que no deje a nadie atrás.

 

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