El Consejo Americano del Maíz Palomero recuerda que las palomitas de maíz fueron parte esencial de las ceremonias realizadas por el Imperio Azteca.
Según Bernardino de Sahagún, «varias mujeres jóvenes bailaron, habiendo prometido, un baile de palomitas de maíz. Tan gruesas como las borlas de maíz eran sus guirnaldas de palomitas de maíz. Y éstas las pusieron sobre las cabezas (de las niñas)».
«Las palomitas de maíz eran un alimento importante para los indios aztecas, que también usaban las palomitas de maíz como decoración para tocados ceremoniales, collares y adornos en las estatuas de sus dioses, como Tláloc, el dios de la lluvia», explica el Consejo Americano del Maíz Palomero.
Las crónicas históricas del mundo precolombino indican que también se comieron palomitas en el Imperio Inca, en lo que actualmente es el territorio de Perú.
Sin embargo, aunque el origen de este alimento es 100% latinoamericano, su consumo se ha extendido por todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos, donde se comenzó la tradición de comerlas en el cine o en casa mientras se ve una película. Posteriormente, los estadounidenses introdujeron la botana en eventos deportivos como el Super Bowl.
En América, las palomitas han adquirido una gran variedad de nombres. En Argentina se les conoce como pochoclo; en Brasil, pipoca; en Guatemala, poporopo; en Perú, canchita; en Puerto Rico, rosetas; en Venezuela, cotufas; en Chile, cabritas; en Colombia, crispetas; en República Dominicana, cocaleca o rositas; en Uruguay, pop; en Ecuador, canguil, y en Estados Unidos, popcorn.