• 20 de abril de 2024 04:25

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Los mexicanos no le tememos a la huesuda, aquí te contamos el por qué

Por Alejandra Lugo

 

CDMX a 28 de octubre del 2021 (Noticias de México).- En los días próximos a las celebraciones del 1 y 2 de Noviembre, las calacas y calaveras decoran todos los rincones de la ciudad. Las representaciones artísticas de la muerte se lucen en todas las disciplinas: En la música, la danza, literatura, teatro o artes plásticas.

 

Dichas expresiones, alegran y motivan el recuerdo de aquéllos que ya no están con nosotros, las imágenes de la muerte, más que atemorizar al mexicano, lo llenan de júbilo y nostalgia; el trago semiamargo de recordar e invitar a nuestro espacio a los difuntos con la ofrenda de muertos; se prepara la comida favorita de familiares y amigos que ya no están, con sus fotografías bañadas por el humo del copal y las calaveras de azúcar, chocolate o impresas en el papel picado o recreadas en artesanías de cartón.

 

¿Pero por qué estamos tan encariñados con la idea de la muerte?, para entenderlo, hay que conocer la visión de nuestros antepasados mexicas: La muerte no era algo que les infundiera miedo, significaba un renacer, pues la vida es forzosa y fugaz.

 

A diferencia de la creencia católica de los conquistadores, en donde tus acciones en vida regían la ida al cielo o al infierno de las almas, para los mexicas dependía de la manera de morir, ya que esta determinaba uno de los posibles cuatro destinos para renacer en el inframundo.

 

Es por esto, que para los mexicas las representaciones artísticas gozan de una dualidad entre la muerte y la fertilidad.

 

Podemos apreciar, por ejemplo las estatuas monolíticas de la Coatlicue, la madre tierra que viste una falda de serpientes y un collar de manos y corazones; Coyolxauhqui, diosa desmembrada y deidad de la luna; Xipe Tótec, nuestro señor desollado y dios de la agricultura; también en las máscaras de Mictlantecuhtli, señor del lugar de los muertos, o el tzompantlis, altar creado con cráneos humanos para honrar a los dioses.

 

Tras la evangelización católica, los ritos y costumbres cambiaron a favor del dominio español, pero sobrevivieron costumbres como el respeto y burla a la muerte, que se ven reflejadas en la representación artística.

 

Ya para el siglo XIX, se popularizaron y distribuyeron a través de la imprenta con las obras de Manuel Manilla y más delante de José Guadalupe Posada, con ilustraciones que enfatizaban en ellas la vida costumbrista de finales del siglo XIX e inicios del XX.

 

Hoy en día, podemos acceder con facilidad al arte y artesanías que representan a la huesuda; los mercados y tiendas, exhiben las veladoras, las calaveras de azúcar y chocolate, el aserrín teñido y el papel picado. Pero también encontramos calacas, ataúdes y catrinas hechos a mano con pasta o cartón.

 

Para honrar a nuestros antepasados a través de la ofrenda, te sugerimos comprar de manera local, apoyando sin intermediarios a los productores y artesanos que se esmeran por acercar el producto a las ciudades.

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