CDMX a 29 de abril, 2024 (Noticias de México).- En la rica historia del cine mexicano, pocas figuras resplandecen con el brillo y la majestuosidad de María Félix. Conocida como «La Doña», Félix fue más que una actriz; fue una fuerza de la naturaleza en la pantalla grande, encarnando personajes fuertes, seductores y desafiantes. Durante la época de oro del cine mexicano, su presencia en pantalla fue una garantía de éxito, cautivando a audiencias tanto en México como en el extranjero.
Nacida en Álamos, Sonora, en 1914, María Félix comenzó su carrera en el cine en la década de 1940, alcanzando la cima de su popularidad en los años 50 y 60. Su belleza deslumbrante, su voz profunda y su magnetismo en pantalla la convirtieron en un ícono de la cinematografía mexicana. Pero fue su talento actoral lo que realmente la elevó a la categoría de leyenda.
A lo largo de su carrera, Félix colaboró con algunos de los directores más destacados de la época, incluyendo a Emilio Fernández, Fernando de Fuentes y Luis Buñuel. Interpretó una amplia gama de roles, desde mujeres fuertes y dominantes hasta damas seductoras y misteriosas. Su capacidad para transmitir pasión, poder y vulnerabilidad en un mismo personaje la hizo destacar en cada película en la que participó.
Entre sus películas más memorables se encuentran «Doña Bárbara» (1943), basada en la novela de Rómulo Gallegos, donde encarnó a la mítica figura de la llanura venezolana; «Enamorada» (1946), donde compartió pantalla con Pedro Armendáriz en una historia de amor y revolución durante la época de la Revolución Mexicana; y «Tizoc» (1957), donde interpretó a una mujer indígena que cautiva el corazón de un hombre urbano interpretado por Pedro Infante.
El legado de María Félix trasciende las fronteras del cine. Su estilo único, su carácter indomable y su pasión por la vida la convirtieron en un ícono cultural no solo en México, sino en todo el mundo hispanohablante. Aunque su carrera cinematográfica se extendió por varias décadas, su influencia sigue siendo palpable en la industria del cine hasta el día de hoy. María Félix no solo dejó una marca imborrable en la pantalla grande, sino que también se convirtió en un símbolo de empoderamiento y belleza para generaciones futuras.
En resumen, las películas de María Félix durante la época de oro del cine mexicano no solo son testimonios de su talento actoral, sino también monumentos a su legado como una de las figuras más emblemáticas y duraderas de la cinematografía mundial.
