• 25 de abril de 2024 08:18

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El asunto más estratégico de México es sin dudas la reforma eléctrica

CDMX 11/11/ 2021.- Ese propósito busca poner freno al deterioro y la desviación radical de los objetivos de aquella medida tomada por el presidente Adolfo López Mateo el 27 de septiembre de 1960 de entregarle al pueblo mexicano en propiedad un servicio altamente determinante y fortalecer así su soberanía nacional.

Con el modelo neoliberal de acumulación de capitales, México se dejó arrastrar por esa corriente privatizadora en favor de nacionales y extranjeros y en pocos años retrocedió como nunca antes en materia de soberanía económica y política.

Las transnacionales, encabezadas por las españolas Iberdrola y Repsol, entre otras, enfilaron sus cañones contra las dos empresas estatales mexicanas que les hacían sombras: Petróleos Mexicanos (Pemex), y Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El puntillazo definitivo para la desaparición de ambas fue la reforma energética impulsada por el expresidente Enrique Peña Nieto mediante una descomunal corrupción de legisladores y líderes políticos iniciada desde antes por su antecesor Felipe Calderón.

LA GUERRA CONTRA LÓPEZ OBRADOR

En las propuestas de campaña electoral iniciadas a principios de este siglo, López Obrador proclamó como objetivo básico de su programa de gobierno el rescate de Pemex y la CFE, lo que implicaba una batalla contra la corrupción, pues sin propinarle una derrota contundente sería imposible lograr todo lo demás.

La guerra contra el entonces candidato presidencial-muy fuerte desde 2006 cuando le arrebataron su triunfo electoral en favor de Calderón- la encabezaron precisamente Iberdrola y Repsol junto a otras estadounidenses.

El objetivo era impedir que AMLO -como le llama la gente- lograra la presidencia y aplicara sus ideas de rescatar el sector energético como hicieron Lázaro Cárdenas y López Mateo con el petróleo y la electricidad.

Pero en 2018 ya no les fue posible contener las ânsias populares por liberarse de la corrupción, y el Movimiento de Regeneración Nacional( Morena), convertido en partido político, lo llevó a la primera magistratura con más de 30 millones de votos, y tres años después se mantiene como el segundo jefe de estado del mundo con mejor aceptación popular.

DESMONTAJE DE LA REFORMA DE PEÑA NIETO

López Obrador no solamente desmontó el programa de Peña Nieto para entregar el sector al capital privado, sino que impulsó de manera indetenible la batalla contra la corrupción, puso al desnudo a jerarcas y líderes de partidos que se hicieron millonarios, y dejó sin argumentos a inversionistas que aspiraban a seguir igual.

El detención y juicio al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, y el destape de todo lo podrido en ese sector, se convirtieron en los argumentos más sólidos en respaldo a esa política de cambios mediante una contrarreforma energética a fondo.

De esa acción surgió la idea de institucionalizar la revocación del presidente de la República y cualquier funcionario y juzgarlo penalmente en funciones sin necesidad de hacerlo una vez terminado su mandato, aprobado por el Congreso y en consulta popular.

PEMEX Y LA NUEVA REFORMA ENERGETICA

Los cambios de política energética que implementa López Obrador realmente comenzaron por Pemex debido a la necesidad imperiosa de sanear y adecentar la principal empresa productiva del país, y base del desarrollo de la nación.

La transformación es radical y todas las iniciativas están dirigidas a su fortalecimiento y conversión de Pemex en el puntal económico para el que fue diseñado desde 1938 cuando la industria fue expropiada.

No se trata de un simple cambio de estructura, ni siquiera una renacionalización, pues los contratos firmados se mantienen tal cual bajo la condición de que cumplan todos los compromisos contraídos, no solamente de extracción de crudo.

Cambia de forma radical lo conceptual, y es de suma importancia para entender el propósito de la transformación: México extraerá solamente la cantidad de petróleo que requiera aun cuando las reservas comprobadas aumentaron extraordinariamente sobre todo este último año.

El énfasis extractivo se hará exclusivamente en yacimientos en tierra y aguas someras, cuyos costos de operación son muy bajos, y el estado no invertirá en los de aguas profundas aunque sean comerciables.

México, además, dejará de exportar petróleo crudo, y toda la producción irá a las refinerías nacionales, incluida la Deer Park, de Texas, a fin de pasar de importador neto de gasolinas y combustibles a gran exportador.

Este cambio de estrategia ya se está dando con la adquisición del ciento por ciento de las acciones de Deer que estaban en manos de Royal Dutch Shell, la modernización de las seis en operaciones en México y la terminación em el 2022 de la de Dos Bocas, una de las mayores y más modernas del mundo.

Tales planes marchan muy bien y ya están garantizando que, con la utilización y venta de menos petróleo, México esté obteniendo mayores ganancias y que cada vez dependa menos del exterior, lo cual garantiza una soberanía petrolera total, sin afectar a los inversionistas privados.

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