• 25 de abril de 2024 03:35

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Con ritual wixárika y tseltal culmina la celebración del Día de Muertos en Palacio Nacional

Ciudad de México, 3 de noviembre de 2020.- En el Patio Central de Palacio Nacional, donde se ubica la ofrenda “Una flor para cada alma: 20 pueblos, 4 rumbos”, en el marco del Día de Muertos, y como parte de los tres días de luto nacional declarados por el Gobierno de México, representantes de las culturas wixárika y tseltal dedicaron un ritual en memoria de los fieles difuntos y para pedir por la buena salud de todos los mexicanos, alejar la enfermedad, tener buenas cosechas en la milpa y el bienestar de todo el pueblo de México.

Al respecto, la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, agradeció a los representantes de las cuatro regiones del país, que colaboraron con este altar, dedicado a los difuntos, en especial a los que ha dejado la contingencia sanitaria por COVID-19.

“Con esta ceremonia, prácticamente, terminan las conmemoraciones del Día de Muertos desde Palacio Nacional, recinto que, por primera vez se abrió a los pueblos originarios, quienes pudieron mostrar la gran diversidad que acompaña esta celebración. Somos una cultura privilegiada al tener, a través de estos rituales, la posibilidad de diálogo con los muertos desde de la vida”, comentó.

Juan Encinos, representante elegido del pueblo tseltal del municipio de Oxchuc, en el estado de Chiapas, celebró que los pueblos indígenas sean incluidos en una ocasión tan importante dentro de la tradición cultural en el país, en la que el día de hoy se recuerda a los espíritus adultos, a los seres queridos que fallecieron.

“Esta es una fecha histórica porque nunca un Presidente de México nos ha tomado en cuenta a los pueblos indígenas. Otros presidentes simplemente nos habían marginado, hecho a un lado o dicho que tenemos un olor feo porque somos del campo, trabajamos el campo. Agradecemos que nos hayan contemplado para que los pueblos indígenas estemos aquí”, expresó don Juan, quien se dedica a las labores de la milpa y el campo.

La práctica que se realizó hoy en el Patio de Honor de Palacio Nacional, con el encendido de velas, rezos y tabaco, es parte de los rituales en la comunidad de Oxchuc, para múltiples ocasiones, por ejemplo: la bendición de la milpa, la fiesta patronal, celebraciones comunitarias importantes, peticiones de agua o de buena cosecha y se realiza por los “principales” o “mayores” del pueblo. Ellos deben pasar los 50 años de edad, haber desempeñado varios cargos de orden social, tener un comportamiento honorable y ser respetados por los habitantes, cualidades que caracterizan al maestro Juan Encinos, quien lleva 30 años practicando diversos rezos, herencia de su abuelito y, dice, de muchas generaciones atrás.

El maestro Encinos explicó que el ritual de este día es realizado por diversos pueblos originarios, cada uno lo hace a su manera y en su lengua indígena, en el caso del pueblo de Oxchuc, dura alrededor de dos horas, la presentación de hoy fue una síntesis, la cual, dijo estuvo dedicada a todos los mexicanos, al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y al titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, Adelfo Regino Montes. A través del encendido de velas, rezos, el uso simbólico del tabaco y una danza tradicional, invocó para que haya buena salud, las enfermedades se alejen y el espíritu de todos se fortaleza.

El pueblo wixárika, también conocido como huichol, participó este lunes 2 de noviembre en el evento de manera especial con su ceremonia de iniciación o transición al inframundo. Cabe señalar que los wixárikas no celebran el Día de Muertos, como otros pueblos originarios de México.

En el Patio del Palacio Nacional, las y los representantes de la localidad de San Andrés Cohamiata, Mezquitic, Jalisco, (pueblo wixárika) mostraron una ceremonia dedicada a la persona que acaba de fallecer y que consiste en un ritual de «iniciación o transición al inframundo”.

El marakame Lino López de la Cruz llamó a los dioses apuntando a los puntos cardenales que se ubican en sitios sagrados para el pueblo wixárika. El llamado a los dioses es para que acompañen la ceremonia. Además, prendió una vela para guiar el camino de los difuntos.

En el territorio wixárika esta ceremonia se realiza a petición de la familia de la difunta o el difunto. El marakame va a la casa de la familia del difunto o al camposanto para llevar a cabo la ceremonia.

Cabe recordar que la ofrenda “Una flor para cada alma: 20 pueblos, 4 rumbos” fue organizada por el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Cultura y los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de los Pueblos Indígenas (INPI), logró conjuntar en este espacio los conocimientos, riqueza cultural, cosmovisión y la participación de una veintena de comunidades indígenas que muestran los elementos imprescindibles de sus ofrendas de Día de Muertos.

Esta ofrenda, en la que el Palacio Nacional se abrió como la casa de los pueblos indígenas de México, contó con la participación de 20 comunidades indígenas, provenientes de las cuatro regiones del país: oriente y costa del Golfo de México, norte y centro-norte, occidente y sur, y sur sureste.

Se contó con la participación de los pueblos: yoeme (yaqui), rarámuri (tarahumara), o’dam (tepehuano del sur), úza’ (chichimeca jonaz), me’phaa (tlapaneca), ñuu savi (mixteco), ben’zaa (zapoteco de los Valles Centrales), nnancue ñomndaa (amuzga), ayuujk (mixe), tojolwinik’otik (tojolabal), yokot’an (chontal), purépecha (tarasco), tzeltal, nahua de la Sierra Norte de Puebla, maya de Yucatán, mazateca, hñähñú (otomí), tének (huasteco), nahua de la Ciudad de México y tu’tunakú (totonaco).

En el Patio de Honor del Palacio Nacional se colocaron tapetes de aserrín, elaborados por Javier Servín, del taller familiar TapeteServin, originario de Huamantla, Tlaxcala, y un altar donde se conjuntaron los elementos tradicionales de los altares: cempasúchil, maíz y ceras. El papel picado estuvo a cargo de la artesana Yuridia Independencia Torres Alfaro, quien continúa con las técnicas y conocimientos heredados de anteriores generaciones familiares para realizar este arte; las ceras fueron elaboradas por los artesanos Anselmo Pérez Guerrero, originario de Tepoztlán, Morelos; Víctor Clemente Olivo, de Axochiapan, Morelos, y Ramón Ramírez, oriundo de Salamanca, Guanajuato. En tanto que la flor de cempasúchil utilizada en esta ofrenda proviene de la alcaldía de Xochimilco, Ciudad de México. Con esta flor se realizaron arcos a la usanza purépecha, los cuales fueron creados por el maestro Enrique Rodríguez. Durante los tres días, bandas de música tradicional acompañaron las actividades.

Los altares se pudieron conocer a través de las transmisiones realizadas el 31, de octubre, 1 y 2 de noviembre, a través de la plataforma  Contigo en la distancia y en los canales del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (Canal 14, Canal 22, Canal 11, Capital 21), así como redes sociales y páginas oficiales del Gobierno de México.

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