Una investigadora del Instituto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Irasema Alcántara Ayala, distinguió que estas amenazas tienen un origen natural, pero se convierten en desastres porque existen sociedades vulnerables expuestas a sus impactos.
También, en eventos como inundaciones, sequías y deslizamientos de tierra se considera que los problemas son socionaturales, pues involucran una actividad humana inadecuada, explicó la especialista en una conferencia virtual dictada en octubre de 2021.
Tanto en países de economías avanzadas, como Japón y Estados Unidos, como naciones con desigualdad y pobreza, como Haití, se han presentado desastres de alto impacto en las últimas décadas, explicó Alcántara Ayala.
Los desastres registrados en las primeras dos décadas del siglo XXI duplicaron los registrados durante las últimas décadas del siglo XX, de acuerdo con cifras de la ONU, apuntó la universitaria.
Entre los años 2000 y 2019 se registraron más de 7.000 desastres, que contrastan con los más de 4.000 de la década anterior, identificó la UNAM. En el primer caso fallecieron más de 1,23 millones de personas, frente a las 1,19 millones de víctimas del periodo anterior.
Los daños económicos por estas afectaciones ascienden a los 3 trillones de dólares estadounidenses, distinguió la geógrafa.
Asia y América figuraron como los continentes más afectados por estos fenómenos, con las inundaciones a la cabeza por sus consecuencias.
«China, Estados Unidos e India fueron los países donde se registraron más desastres, con 577, 470 y 321 eventos, respectivamente. México ocupó el lugar número ocho, con 130», apuntó la especialista.
«Para entender este riesgo es necesaria una visión integral que permita identificar y reconocer las complejas interacciones de los sistemas sociales y ambientales en un contexto de cambio global», abundó.
Para fomentar una cultura de la prevención, consideró, es necesario aplicar políticas y estrategias de reducción de riesgo de desastres, además de controlar de manera permanente esos factores en el tejido social.
Alcántara Ayala estimó importante que la ciencia y las políticas públicas procuren una colaboración en la búsqueda de soluciones.
