Un análisis de video publicado por el periódico New York Times sugirió que el ataque aéreo estadounidense con drones del 29 de agosto en Kabul tuvo como objetivo un trabajador humanitario y no a miembros del ISKP.
Estados Unidos afirmó que el golpe fue dirigido contra presuntos terroristas que preparaban otro atentado suicida en la atestada instalación aérea de Kabul.
Antes, Aimal Ahmadi, residente en Kabul, denunció que el golpe aéreo mató a 10 civiles, entre ellos su hija pequeña, sus sobrinos y su hermano Ezmarai Ahmadi, un ingeniero eléctrico que trabajaba para la ONG estadounidense Nutrition and Education International.
Las imágenes de las cámaras de seguridad revelaron la posibilidad de que Estados Unidos observó a Ahmadi y a un colega cargando bidones de agua en el vehículo.
Washington defendió el hecho diciendo que hubo una segunda explosión, e insinuó con ello que el auto atacado estaba lleno de explosivos.
Sin embargo, el periódico subrayó la carencia de pruebas, sólo una abolladura en un portón cercano, mientras la falta de paredes reventadas u otras señales demostró que no hubo una segunda detonación ese día.